Aprovechando que papá se cogió vacaciones la semana pasada, el 4 de diciembre iniciamos una escapadita de tres días. Nuestro destino fue Vielha, la capital de la Vall d’Aran, situada al noreste de los Pirineos centrales. Así que sí, íbamos en busca de nieve.
Buscando en Booking.com, encontramos una oferta y nos hospedamos en el Hotel Peña 4*, situado en el Pont d’Arròs. Un lugar acogedor, tranquilo y familiar. Nos atendieron muy bien desde nuestra llegada hasta nuestra partida. Las instalaciones son muy hogareñas, disponen de piscina climatizada, Spa, bar, restaurante (la comida exquisita), gimnasio, zona de ocio, área recreativa y parking.
El primer día después del viaje, que son 3 horas escasas pero con tanta curva y nacional se hace eterno, decidimos quedarnos en el hotel. Después de comer, salimos al parking y jugamos un ratito con la nieve; Izan se inauguró y le encantó. Cuando empezó a oscurecer nos fuimos a la piscina a seguir gastando la energía inagotable de las fierecillas. Una vez llegó la noche nos fuimos a cenar al Bar Mandronius, relación calidad/precio muy buenos.
El martes después de levantarnos nos fuimos a Vielha a desayunar. De ahí partimos a Baqueira-Beret y subimos en teleférico, cogimos forfait paseo (nos costó 16€/persona, los niños no pagaron). Ya os podéis imaginar el viaje con Izan, alucinó y una vez arriba con la cantidad de nieve que había… no había quien le quitase la sonrisa de la cara. Las vistas eran espectaculares. Comimos en el restaurante que hay en las pistas. En Cafetería Bosque, sinceramente pensábamos que nos costaría un ojo de la cara, pero comimos los 4 por 36€. La zona estaba súper bien y había una caseta para niños. La pena es que a las 16:45h cerraban pistas por lo que a las 17h ya estábamos bajando. Aprovechando que todavía no había oscurecido papá se llevó a Izan a un parque muy chulo con tirolina, mientras tanto yo me quede con la peque que se quedó dormidita. Ya cuando oscureció nos fuimos para el hotel, ¿y a qué no sabéis dónde acabamos? En la piscina. Como Izan llevaba todo el día despierto y Valentina había dormido poca siesta, decidimos quedarnos a cenar en el Restaurante del hotel y así evitábamos que se durmieran en cualquier trayecto.
Los planes del miércoles se nos fueron a pique. Fuimos a desayunar a Mandronius (tienen menú desayunos a partir de 4’20€ si no recuerdo mal), estaba muy rico también y aprovechamos para que nos hicieran unos bocadillos para comer. Iniciamos la marcha y nos paramos en el Pont de la Bonaigua, un lugar que no tiene desperdicio, unas vistas PRE-CIO-SAS. Papá intentó tirarse con Izan por una cuesta con la pala, pero no hubo manera ya que la nieva estaba blanda. Así que volvimos a la carretera camino a l’Estany de Sant Maurici. Este era nuestro destino, pero al llegar al camino que nos lleva al parking, nos encontramos con que la carretera estaba cortada por peligro de aludes, así que nos quedamos con las ganas una vez más. Los peques estaban dormidos por lo que retrocedimos y paramos en Llavorsí a comer. Y finalmente reanudamos la marcha y nos volvimos para casa.
Han sido unos días preciosos, hemos disfrutado como niños, sobre todo los dos hombrecitos de casa. Hemos tenido un tiempo espectacular con un solazo impresionante y la temperatura perfecta, por lo que aunque hacía frío, se estaba genial.